Artículo 3 – “El nuevo mito de Plutón y Eris contado desde mi diseño humano”.

En 2013, todavía viviendo en Cuba, descubrí el sistema del Diseño Humano. Llegó a mí como un lenguaje extraño y fascinante, en un momento en que los límites de la isla reflejaban también mis propios límites internos. A través de este sistema empecé a comprender mis patrones más profundos, pero sobre todo descubrí algo que me estremeció: mi mapa personal resonaba con las mismas fuerzas que estaban marcando una mutación colectiva, con Plutón, Eris y esos nuevos cuerpos celestes que hoy nos recuerdan que el cosmos —y nosotros con él— está en plena transformación.
¿Qué es el Diseño Humano (en sencillo)?
El Diseño Humano es una síntesis entre astrología, I Ching, Cábala y nociones de genética. No es un oráculo mágico: funciona como un mapa energético (el BodyGraph) que muestra centros y puertas activas, es decir, patrones muy concretos sobre cómo procesamos la vida, tomamos decisiones y nos relacionamos con el mundo.
Cada puerta es como una llave. Algunas se abren en momentos críticos y otras permanecen latentes, pero todas juntas componen nuestro manual de instrucciones.
Mi BodyGraph y la huella de Plutón
Cuando empecé a estudiar mi BodyGraph, vi que varias de mis puertas activadas coincidían con las del día del descubrimiento de Plutón (1930) y con las de otros cuerpos del cinturón de Kuiper (como Sedna y Eris). No lo viví como una curiosidad técnica, sino como una sincronía: sentí que mi diseño estaba entrelazado con ese nuevo relato cósmico que abrió Plutón.
- Plutón de personalidad: Puerta 48.3
- Plutón de diseño: Puerta 48.1
La Puerta 48 (el Pozo) es profundidad: la capacidad de bajar a la oscuridad y volver con algo útil. Queda muy en línea con mi biografía: crisis → descenso → recurso para otros.
Además, en mi mandala aparecen otras puertas vinculadas a mi eje plutoniano. Las traduzco a lenguaje humano para quien no conoce el sistema:
- Puerta 25 – Inocencia (Pallas): volver al amor y a la confianza incluso después de heridas o pruebas duras; un corazón que se mantiene abierto.
- Puerta 17 – Opinión (Lilith): decir lo que otros callan, cuestionar lo establecido; incómoda a veces, necesaria siempre.
- Puerta 21 – Control (Eris): tensión con el poder y la necesidad de soltar el dominio rígido; aprender a confiar.
- Puerta 51 – Choque (Júpiter): sacudidas que despiertan; irrupciones que rompen rutinas y obligan a reaccionar.
- Puerta 42 – Finalización (Quirón): cerrar ciclos; si no terminan, la energía se estanca y la vida no avanza.
Estas activaciones dialogan con mi carta natal: Plutón en Libra (Casa 2) en oposición a mi stellium en Aries (Casa 8); Júpiter y Quirón en esa danza de pérdidas y renacimientos. Mi Eris en Aries (Casa 8) afila el borde: no vine a maquillar la sombra, vine a trabajarla.
Plutón y las “nietas” del cinturón de Kuiper
En la tradición del Diseño Humano, Ra Uru Hu llamaba a Plutón “la Abuela” (Grandma Pluto): no un dios masculino que destruye, sino una fuerza yin, vieja y sabia, que sostiene procesos de mutación. A su alrededor orbitan sus “nietas”: Sedna, Eris y otros cuerpos del Kuiper Belt.
- Perséfone: desciende al inframundo y regresa transformada.
- Sedna: traicionada por el padre, renace como madre de la vida marina.
- Eris: la guerrera sutil que, con un gesto mínimo, expone vanidades y provoca cambios.
Ese mitograma yin no es “negativo”: es creativo, regenerativo, equilibrador. En mi diseño, la Puerta 21 (Eris) y la Puerta 17 (Lilith) señalan el filo de lo incómodo; la Puerta 25 y la Puerta 42 muestran cómo atravesarlo y cerrarlo; la Puerta 51 indica cuándo: cuando la vida golpea a la puerta y no admite demora.
Mi carta como espejo del mito
En lo astrológico, Plutón en Libra (Casa 2) frente a Eris y un megastellium en Aries (Casa 8) dibujan el eje valor personal ↔ transformación compartida. Ese mismo eje se refleja en mi BodyGraph: abrir pozos (48), permitir choques (51), sostener la inocencia (25), cuestionar (17) y terminar (42). No lo vivo como una carga, sino como un propósito: atravesar la sombra para hacerla consciente y volcar esa conciencia en lo colectivo.
Cierre: un mito personal al servicio de lo colectivo
Si el Artículo 1 contó mi mapa y el camino del espíritu, y el Artículo 2 enmarcó el tiempo de Plutón fuera de límites, este Artículo 3 muestra cómo mi Diseño Humano confirma la resonancia con ese nuevo mito: el fin de la supremacía yang y el regreso del yin.
Para mí, “ser plutoniana” no es obsesionarme con la muerte, sino reconocer en cada final un inicio, en cada crisis una enseñanza y en cada sombra una semilla de vida. Compartirlo es mi modo de invitar a quien lee a mirar su propio mapa —astrológico o de diseño— y reconocerse parte de esta gran danza entre destrucción y creación, pasado y futuro, luz y sombra.
Yo te abrazo e inspiro coon mi camino a que adores el tuyo
Deborah Breff